Todos escribimos igual (y la IA ni siquiera tuvo que ayudarnos)
14 señales de que te convertiste en ChatGPT sin darte cuenta
Hace unos meses empecé a notar un patrón. No fue en un caso aislado. Ni en pequeñas marcas desorientadas. Fue en clientes potentes, con buenos productos, equipos en marcha y recursos de sobra.
Personas con trayectoria. Cabezas de equipo. Líderes de contenido. Todas compartiendo una misma frustración: “Soy el cuello de botella”.
No todos lo decían con esas palabras, pero eso era lo que estaba pasando en sus organizaciones. No porque fueran lentas, ni perfeccionistas. Sino porque pasaban horas reescribiendo lo que su equipo había generado con IA. Corrigiendo textos “profesionales” que no decían nada. Puliendo mensajes que parecían correctos, pero sonaban exactamente igual que los de cualquier otra marca.
Ahí fue cuando entendí lo que estaba pasando.
Sus equipos no estaban usando la inteligencia artificial como un trampolín creativo. La estaban usando como un sofá.
Este post forma parte de FLUO: el lugar donde entrenamos cómo comunicar sin dividirnos. Y aquí está la tensión que veo cada día: la parte adulta de estos líderes quiere procesos eficientes, textos pulidos, resultados medibles. La parte infantil quiere escribir con alma, romper reglas, conectar de verdad. ¿El problema? En lugar de hacerlas trabajar juntas, dejaron que la IA decidiera por ellas.
Porque el dilema real no es "cómo usar la IA para escribir mejor". Es cómo dejar de esconderte detrás de la perfección artificial cuando lo que necesitas es atreverte a sonar como tú.
Un lugar cómodo donde sentarse a escribir sin tensión, sin criterio y sin hacerse preguntas. El objetivo no era pensar mejor. Ni encontrar el ángulo más preciso. El objetivo era terminar rápido. Sonar profesional. Y no meter la pata.
VISUALÍZALO.
Lo más preocupante no era el resultado. Lo más preocupante era la lógica de fondo: “Ya que lo va a revisar mi jefa, que lo arregle ella”.
Y claro. Ella lo arregla.
Pero mientras lo hace, piensa:
¿Por qué soy la única que parece notar que esto no suena a nosotros?
Lo que descubrí acompañándolas y lo que sigo descubriendo cada semana con los equipos con los que trabajo es que el problema no es usar inteligencia artificial. El problema es usarla sin comprender qué voz representa tu marca, ni cómo sostenerla.
Porque la IA, si no la dominas, en lugar de ayudarte, empieza a entrenarte. Y sin darte cuenta, tú acabas escribiendo como ella. No porque la uses. Sino porque te adaptas a su forma de pensar.
Claro, tú no usas la IA para escribir.
Pero igual que no hace falta meter el dedo en el enchufe para electrocutarse, tampoco necesitas abrir ChatGPT para que contamine tus textos.
La IA te ha entrenado sin que te dieras cuenta. A través de los correos que recibes. Los posts que compartes. Las frases que validas sin pensar. Tu entorno ya suena así. Y tú también.
El resultado, si te soy sincera, no es un desastre evidente. Es algo peor: un tono neutro, funcional, correcto. Que no molesta a nadie. Y que no deja huella en nadie.
Por eso he agrupado las señales más comunes que veo en los textos de mis clientes en tres efectos secundarios de la IA invisible. A simple vista, quizás los sientas como fallos de escritura y te adelanto que no solo son.
Para mí, son síntomas de desconexión narrativa.
Y el objetivo no es que saques el látigo y te flageles, sino que uses este marco para editar con más criterio (y ya que estamos, más presencia). Como si tuvieras un espejo delante. Uno que no te juzga, pero tampoco te deja seguir escribiendo como si nada.
Lo que estoy a punto de enseñarte nació de mi propia crisis al empezar a trabajar con IA
Hace unos meses, revisando mis textos escritos con IA, sentí el mismo escalofrío que siento cuando veo una foto mía de 2017 con demasiados filtros de Instagram.
Era yo, pero no era yo. Sonaba profesional, pero no sonaba a Maïder.
Así que empecé a documentar cada patrón, cada tic, cada señal de que la IA me estaba domesticando en lugar de servirme. Este listado fue primero mi propio espejo. Mi manera de recuperar el control. Y funcionó.
Sé que lo te voy a contar te picará un poco. A mí también me escoció ver todo esto en mis textos. No fue grave, pero me dejó claro que algo se me estaba colando sin permiso. Y ahí empecé a tirar del hilo. Lo que vas a leer después salió de ese tirón. Y todavía me alegro de haberlo hecho.
Guía exprés para detectar si tu texto suena demasiado correcto
O cómo la inteligencia artificial empezó a escribir por ti sin necesidad de tocar el teclado.
🩺 Síntomas:
Tus textos están impecables pero no dicen nada memorable.
Todo suena "profesional" pero nadie recuerda qué dijiste.
Has eliminado cualquier rastro de vulnerabilidad o duda.
🔍 Las señales que lo delatan:
• 1# Has dejado de ensuciar tus textos
Los CTAs antes eran impulsivos, imperfectos, a veces incómodos. Ahora están editados, optimizados, completamente planos.
Antes: "¿Te suena? Escríbeme y lo vemos”. Ahora: "Si esto te resuena, quizá sea el momento de actuar”.
Lo segundo es más pulido. Lo primero es más humano. Y tú antes elegías lo primero.
• 2# Tus textos suenan más sabios de lo que en realidad pensabas
Antes escribías para entenderte. El proceso era caótico: empezabas con una intuición borrosa, dabas vueltas, te contradecías, y al final, solo al final, llegabas a algo parecido a una conclusión. Y esa conclusión tenía peso porque te había costado encontrarla.
Ahora suenas como si hubieras nacido sabiendo todas las respuestas.
"Lo importante no es escribir más, sino escribir con verdad”.
"El verdadero valor no está en la perfección, sino en la autenticidad”.
"No se trata de cantidad, se trata de impacto”.
Bonitas frases. Pero ¿las pensaste de verdad o tu cerebro ya viene con un generador automático de citas profundas?
La IA ordena las ideas tan bien que parece que siempre supiste lo que querías decir. Pero el problema es que esa claridad instantánea es trampa. Antes, el desorden era parte del proceso. Escribías confusa y terminabas clara. Ahora empiezas clara y terminas vacía.
Es la diferencia entre lo que llaman en inglés wisdom (sabiduría ganada) y clever (inteligencia prestada). Una la sudaste. La otra la importaste. Y se nota.
• 3# Has dejado de hablar mal
Cuando digo hablar mal, me refiero a: escribir cosas imperfectas, imprecisas, incluso contradictorias.
Te cuesta dejar una idea a medio masticar.
Te cuesta mostrar que ahora mismo te llevan los demonios, llevas un grado alto de confusión en la mochila o simplemente es cansancio de viernes.
Antes dejabas frases como: "Esto me molesta profundamente" o "No sé, igual estoy equivocada, pero..." Ahora todo está pulido, explicado, justificado.
• 4# La ausencia total de errores tipográficos
Como si tu humanidad hubiera pasado por un corrector automático.
Ni una coma fuera de lugar.
Ni un "poeque" en vez de "porque.”
Ni un punto donde debería ir una coma. Todo tan perfecto que asusta.
Todo tan perfecto que asusta.
Ejemplo:
La IA no tiembla. No grita. No pierde el control un segundo.
Pero tú sí. Y por eso tus textos tenían cuerpo.
Por qué pasa esto:
Porque llevas meses leyendo, editando y validando textos que suenan así. Textos generados con la IA o influenciados por ella. Y sin darte cuenta, tu estándar se ha desplazado: ahora escribir “bien” significa escribir sin huecos. Sin duda. Sin desorden. Sin cuerpo. Y si no hay cuerpo, no hay impacto.
👀 El antídoto:
Antes de publicar, pregúntate: ¿Hay algún momento en este texto donde admito no tener todas las respuestas? Si no lo hay, quizás ese texto tenga más pinta de folleto corporativo.
🩺 Síntomas:
No puedes escribir sin un esquema de tres puntos.
Cada párrafo necesita una introducción, desarrollo y cierre.
Te da ansiedad dejar una idea sin rematar.
🔍 Las señales que lo delatan:
• 5# Antes escribías como si pensaras. Ahora piensas como si escribieras para un informe.
Antes abrías el documento con una idea vaga y la desarrollabas sobre la marcha. Ahora empiezas con:
Punto 1: El problema.
Punto 2: La causa.
Punto 3: La solución.
Y cuando te sales de esa estructura, sientes ansiedad. Como si tu cerebro ya necesitara bloques y conectores para funcionar. Pero hay algo más: ya no te permites jugar con los formatos. Todo tiene que ser homogéneo. Coherente. Predecible.
¿Cuándo fue la última vez que mezclaste una lista con un párrafo narrativo? ¿Que interrumpiste una reflexión seria con una pregunta absurda? ¿Que dejaste una frase
suelta
así?
El choque visual, el cambio de ritmo inesperado, la ruptura del formato, todo eso que antes hacía que tus textos respiraran. Ahora te parece poco profesional. Caótico. Incorrecto.
La IA nunca juega. Y tú aprendiste que jugar es de aficionados.
• 6# Te cuesta escribir sin saber adónde vas
La IA siempre "sabe" el final. Porque lo genera desde la estructura. Tú antes no. Empezabas con una intuición, una imagen, una contradicción. Y desde ahí salías a ciegas.
Ahora te cuesta dejar una frase sin rematar, un post sin moraleja, un e-mail sin CTA.
La prueba: ¿cuándo fue la última vez que publicaste algo y pensaste "no sé si esto va a funcionar"? Yo el día que lancé este movimiento.
Pero mira este ejemplo de una conversación que tuve hace poco con la IA:
• 7# El ritmo ya no es tuyo
Tienes frases cortas. Con pausas. Tienes frases largas. Con ritmo. Tienes preguntas. Y listas. Y todo eso es lo que ahora hace la IA para sonar humano.
El problema es que tú también lo haces. Pero antes, cuando lo hacías, era porque te salía así. No porque aprendiste a hacerlo con ella.
• 8# Los clichés que salen solos
Frases vacías que usas para empezar cuando no sabes cómo empezar. Relleno corporativo que la IA adora y que ahora sale de tus dedos sin pensar.
Por qué pasa:
La IA siempre estructura. Siempre organiza. Siempre sabe exactamente hacia dónde va antes de empezar. Y tú, sin darte cuenta, adoptaste esa rigidez como virtud. Te da seguridad, sí. Pero también te roba espacio para explorar.
👀 El antídoto:
Una vez a la semana, escribe algo sin plan. Sin estructura. Sin saber el final. Sí, se sentirá incómodo. Esa incomodidad es tu voz intentando volver.
🩺 Síntomas:
Evitas cualquier opinión que pueda generar debate
Tus llamadas a la acción son tan suaves que no mueven a nadie
Has reemplazado tu personalidad por "cordialidad profesional"
🔍 Las señales que lo delatan:
• 9# Empiezas tus respuestas como si te estuvieran observando
Antes contestabas con lo que pensabas. Ahora abres con un elogio por defecto:
"Me parece precioso eso que dices de…"
"Qué interesante tu perspectiva sobre..."
"Fascinante reflexión acerca de..."
¿Precioso? ¿Fascinante? La IA habla así porque ha sido entrenada para agradar. Y después de meses viendo esas respuestas perfectas, empezamos a adoptarlas como modelo.
• 10# Usas guiones como si te hubieran fichado para Anagrama
Antes abrías paréntesis para colar una idea secundaria. En copywriting, era una de las primeras técnicas que aprendíamos para que nuestros textos comerciales fueran más conversacionales y personales.
Ahora lo pones todo entre guiones —como si estuvieras desarrollando una voz narrativa con intención literaria—.
Es sutil, pero se nota.
La IA empezó haciéndolo para sonar más "humana".
Y ahora tú lo haces por imitación porque da esa sensación de pausa con profundidad. Y porque has leído ya demasiados textos donde se usa para fingir cercanía o ritmo narrativo.
La IA aprendió ese recurso. Y tú aprendiste de ella.
• 11# Te salen paralelismos con la facilidad de quien ya no piensa
"Tu mensaje es tu casa”.
"Tu voz es tu brújula”.
"Tu contenido es tu espejo”.
Todo suena bien. Nada dice gran cosa.
Y lo peor: ni siquiera te das cuenta de que has usado tres en el mismo texto.
Los paralelismos son la forma más fácil de crear la ilusión de profundidad sin hacer el trabajo mental. Como usar una plantilla emocional: X es Y, y ya está.
• 12# Tus títulos ya no parecen escritos por ti
Hay algo inquietante en releer textos antiguos y pensar: "Esto parece escrito por una IA”.
Ejemplo: "La escritura no se crea, se descubre.”
Este ejemplo lo escribí para una conferencia hace cinco años y ahora tiene ese acabado sospechoso de copy generado por máquina porque es simétrico. Predictivo. Y sobre todo: es cómodo.
La fórmula es sencilla:
Negación + revelación aparente = frase que suena profunda (No es X, es Y).
¿Será un aforismo binario? ¿Una ilusión de contraste? Tengo un detector increíble para encontrar este tipo de mensajes a diario y me chirrían cada vez más.
Te pongo ejemplos:
“No es información. Es transformación”.
“No es lo que haces. Es lo que haces sentir”.
“El conocimiento no se acumula, se destila”.
De hecho, puedes jugar con esta plantilla así:
No [sustantivo 1], [sustantivo 2].
No [verbo esperado], [verbo inspirador].
No es [valor genérico], es [valor profundo].
La IA adora las estructuras fáciles de replicar.
• 13# Las metáforas más obvias
"Navegar por el panorama digital”.
"En la encrucijada de la innovación”.
"Construir puentes de comunicación"“:
Metáforas tan gastadas que ya no evocan nada. Pero salen solas porque son "seguras". No ofenden. No sorprenden. No conectan.
• 14# Los puntos suspensivos y exclamaciones que invaden todo
Tu texto antes: "Esto es importante”.
Tu texto ahora: "¡Esto es importante...!"
Como si necesitaras compensar con signos de puntuación la falta de emoción real en tus palabras. Y no hablemos de los comentarios que podemos leer en redes sociales repletos de exclamaciones.
El algoritmo no te obliga a escribir así. Pero te enseñó que así suena “emocionante”. Y ahora te cuesta emocionarte de verdad.
Por qué pasa:
La IA está entrenada para no ofender. Para ser neutral. Para agradar a todos. Para evitar el conflicto. Podría ser yo hace tan solo dos años. Y esa neutralidad se está filtrando en cada uno de nosotros de forma invisible.
👀 El antídoto:
Rompe el ritmo. Cambia el orden. Justifica lo que comunicas con ejemplos concretos o experiencias vividas. Añade imperfección. Fíjate cómo cambia cuando dices: “No es claridad. Es saber avanzar aunque estés lleno de dudas”. Evita simetrías perfectas.
Cómo usar este manual
Sé que acabas de leer un montón de señales de alarma y puede que ahora mismo estés mirando tus textos como quien mira una escena del crimen. Respira.
Aquí van las reglas:
No todo necesita ser imperfecto. A veces NECESITAS sonar más seria, más distante o más comedida. Si estás escribiendo un informe con incidencias a un cliente, por favor, no te pongas creativa.
La IA no es Voldemort. Puedes nombrarla. Puedes usarla. El drama empieza cuando sin darte cuenta ya no sabes escribir sin ella. Es como esas personas que no saben aparcar sin sensores. Ayudan, pero podemos aparcar el coche sin ellos y sus molestos pitidos.
Recuperar tu voz lleva tiempo. No vas a despertar mañana escribiendo como si fueras la reencarnación de tu escritor favorito. Vas a sonar rara un tiempo. Tus primeros textos "desintoxicados" van a ser como esas fotos donde sales intentando sonreír natural: se nota el esfuerzo. Y está bien.
Hay momentos para ser una marca aburrida (y está bien). Tu política de cookies no necesita personalidad (¿O sí? Ya sabes lo que yo opino). El e-mail a Hacienda quizás tampoco. Pero si tu contenido principal, ese por el que la gente te sigue, suena como un prospecto médico, algo no está funcionando.
Antes de darle a publicar, hazte esta pregunta incómoda:
¿Podría intercambiar mi texto con el de la competencia y nadie notaría?
Si la respuesta es sí, puede que tu voz no esté de vacaciones y que simplemente esté en coma inducido por exceso de corrección. Y nos pasa más de lo que creemos.
Pulimos tanto las frases que acabamos borrando lo más valioso: esa grieta que suena a ti, ese giro que nadie más escribiría, esa idea que no sabes si encaja, pero que te representa al 100%.
Recuerda: tu estilo no se encuentra perfeccionando.
Se encuentra cuando dejas de editar esa frase rara que te hace sonreír.
PD: Este 2025 he automatizado gran parte de mi trabajo como copywriter: la IA me ayuda a ordenar ideas, a explorar ángulos, a escribir más rápido sin sacrificar fondo. Pero sigo editando como humana.
💬 ¿En qué parte del proceso con IA te estás atascando tú?
Leo cada respuesta. Si hay algo que te está costando al escribir con IA; una duda, una fricción, una frase que siempre suena a plantilla, cuéntamelo. No para hacer un recopilatorio de lamentos, sino porque de ahí saco lo siguiente que de verdad te va a servir.
Cuanto más clara vea tu fricción, más útil puedo ser escribiendo en FLUO.
Maider. te pasaste! Me sorprende todo lo que has sacado de la experiencia en la IA. Me quedo con "asociamos profesionalidad con impresonalidad". Con la IA escondemos la vulnerabilidad, pero dejamos de ser auténticos. Gracias
Al margen de la IA, sigo teniendo miedo a sentirme expuesta, a que lo que escribo se critique… así que mis ideas siguen cogiendo polvo entre las páginas del cuaderno.